domingo, 11 de octubre de 2015

Un intervalo breve



 Una vez por semana Aurelia le pide la tijera a Verónica. Su mamá es peluquera y la manda con tijeras de peluquería. Tijeras de verdad en lugar de ésas de plástico y punta redonda que no cortan nada. Vero sabe para qué la quiere. Le da asco prestársela, pero no se sabe cómo decirle que no. A nosotros también nos da asco y mientras la vemos apoyar el pie sobre la silla y curvarse con esfuerzo para cortarse las uñas frente a todo el curso, pensamos en la pobre Verónica y juramos que aunque nuestros papás nos den permiso, nunca vamos a traer a la escuela tijeras de verdad.


Un rectángulo de paredes verde musgo, un color sufrido que disimula la mugre. Una mesa larga en el centro y varias sillas de algarrobo. Muebles pesados y antiguos tallados con motivos florales en los bordes y en las patas. Todo concebido para durar. Dos tubos fluorescentes alumbran de gris, no platinado sino ceniza. El tono oscuro ayuda cuando vengo con sueño. Me mantiene en la placidez de la duermevela. Hace años que trabajo en la escuela. La sala de profesores, sin embargo, me sigue pareciendo un lugar ajeno.
Tenemos varias ventanas orientadas hacia el patio interno, desde allí se puede ver el gimnasio, que es también salón de actos, ubicado del otro lado del respiradero. A las siete y media, todos los días suena Aurora. Los alumnos saludan a la bandera ordenados en filas. Cuando el himno empieza a escucharse desde dos parlantes que hacen ruido de fritura, mis compañeros interrumpen la charla. Algunos se ponen de pie: los brazos caídos delante del torso y las manos juntas apoyadas debajo del abdomen, el pecho apuntando a los ventanales. No cantan, permanecen en esa posición mientras se escucha la música. Varios recogen sus carpetas y corren hacia el gimnasio antes de que termine el ritual. Otros nos quedamos sentados. Casi siempre pasa igual, lo tengo bien estudiado. De la melodía nos llega un eco que amplifica el silencio. Con los últimos acordes, las conversaciones se reanudan y los que se habían ido vuelven.